Messi gana su segundo balon de oro de la FIFA

MIAMI, EE.UU.-- Lionel Messi ganó por segundo año consecutivo el Balón de Oro, premio que reconoce al mejor jugador del año en el mundo. Y es justicia.

De la misma manera que lo hubiese sido si lo ganaba Xavi Hernández o Andrés Iniesta. Una terna de lujo que representó de forma fidedigna la más exquisita y sublime manera de interpretar al deporte más popular del planeta.

Uno debía ser el ganador, así lo establecen las reglas. Aunque seamos sinceros, lo más justo hubiese sido entregárselo a los tres. Esta peculiar y poco común “disputa” entre un trío que comparte el privilegio de jugar en el mejor equipo del mundo nos hizo caer en una comparación que podríamos encuadrarla dentro de una situación lúdica.

Cuántas veces nos toca ver partidos en los que ambos rivales nos brindan un espectáculo brillante y a manera de homenaje expresamos el deseo de que ganen los dos. O mejor dicho, que ninguno pierda. Esta elección tuvo los mismos tintes producto de la jerarquía y responsabilidad profesional de sus candidatos.
¿Generó sorpresa que Messi se haya quedado con el galardón? Cuesta admitirlo, pero sí. De diez personas a las que se consulte acerca del mejor jugador de la actualidad, no menos de nueve nombran al futbolista argentino.

Hecho real...
Eso es un hecho tan real como indiscutible. Pero este premio tenía una particularidad muy puntual: se elegía al mejor jugador en un año mundialista, donde España fue campeón y dos de sus integrantes formaban parte de la terna finalista. Y más aún. Uno de ellos fue el autor del gol del triunfo de la Furia Roja en la Final.
Esos detalles jugaban a favor de Xavi e Iniesta. Es cierto que Messi no tuvo un mal Mundial, pero estuvo un escalón por debajo de las expectativas. Y también es muy cierto que por razones obvias fue protagonista estelar de la debacle argentina en la humillante goleada que le infligió Alemania en Cuartos de Final, cayendo preso de un rendimiento colectivo que no pudo corregir ni siquiera haciendo uso de sus notables condiciones individuales.

Más allá de su excepcional momento futbolístico, Messi parecía llegar a este lunes 10 de enero escoltando a sus colegas de plantel. Sin embargo la elección demostró que quienes lo votaron tomaron en cuenta el recorrido total de un camino colmado de paisajes paradisíacos, adornados por actuaciones memorables, las mismas que hicieron inclinar la balanza hacia su lado.

¿Hubiese sido justo que entregara la corona conseguida hace un año atrás? No. Y la respuesta es contundente por una simple y sencilla razón: supo defenderla con honor. Tal vez ahí esté la respuesta para quienes se preguntan qué pesó a la hora de elegir al mejor.

Xavi e Iniesta fueron dos enormes contrincantes. Absolutamente nadie hubiese puesto en discusión el triunfo de cualquiera de ellos. Tanto uno como otro han sido y siguen siendo dos de los cerebros creadores, dos de los arquitectos de un Barcelona y de una selección española que deleitan en cada una de sus presentaciones.
Esta vez chocaron con su “hermanito menor”, el “mimado” del equipo. Y seguramente estén felices de verlo bañado en oro por segundo año consecutivo por más que hayan tenido que ver frustrado su propio sueño.