El regalo para cinco papás migrantes fue ver a sus hijos

ENCUENTRO • Por el Día del Padre, Acobe y Amibe organizaron una videoconferencia con España. Padres e hijos no pudieron evitar el llanto.

• LAS FAMILIAS • Alenaira y Brenda (sentadas adelante) observan a través de la pantalla a sus papás en España. Alenaira conoció a su hermana de un año de edad, que nació en ese país. “Voy a pedir a Diosito que tengas trabajo, ¿ya papito? felicidades por mañana”, le dijo Víctor (8) a su papá ayer. El niño vio a su progenitor después de tres años, a través de una videoconferencia, debido a que su padre tuvo que migrar a España en busca de mayores ingresos para su familia. Víctor vive con su abuela porque su mamá también tuvo que optar por vivir en ese país. “Estoy muy feliz porque lo vi después de mucho tiempo, no ha cambiado nada”, dijo Víctor. Por el Día del Padre, la Asociación de Cooperación Bolivia España (Acobe) y la Asociación de Migrantes Bolivia España (Amibe) lograron que —a través de una videoconferencia— hijos y padres ausentes se regalen unos minutos de alegría, la que de momentos se confundió con conmovedoras muestras de dolor. “Hola papito, ¿cómo estás?” fue la única frase que pudo decir Alenaira, una niña de 12 años que vio a su padre en la pantalla gigante, antes de echarse a llorar desconsoladamente. Su padre, en España, la miró fijamente y tampoco pudo contener el llanto. Pasaron minutos antes de que el contacto se restablezca y el silencio reinó en el salón. Gracias a la tecnología, la niña también conoció a su hermana menor, que nació en España hace un año. Alenaira vive con su abuela hace dos años, cuando sus padres decidieron migrar. Su prima Brenda atraviesa la misma situación, pero esta adolescente mostró un poco más de fortaleza al hablar con su papá. “Tienes que estudiar más, hijita, tienes que seguir siendo la mejor”, le dijo él desde España. Las hermanas María Alison (9) y María Belén (7) también vieron a su progenitor. “Pasaron tres años y todavía lo extraño mucho”, dijo Alison, quien no paraba de llorar desde que lo vio en la pantalla. En cambio María Belén le recomendaba insistentemente que no llorara para que así se puedan entender a la distancia. “Yo era más chiquita cuando se fueron mis papás, pero soy más macha”, dijo Belén. En la actualidad, ambas viven con su tía, quien tampoco pudo contener sus lágrimas y se puso a llorar. Cinco familias se beneficiaron con esta singular experiencia que entusiasmó a todos los presentes. “Queremos que las familias no pierdan contacto y sobre todo por ser el Día del Padre, tengan la oportunidad de hablar y verse, salvando las distancias”, explicó Wilge Arandia, director del área Psicosocial de Acobe - Amibe. Fabiola (19) y Juan Carlos (17) también pudieron hablar con su papá que migró hace tres años. “Desde hace cinco meses está sin trabajo y queremos que vuelva, porque nos hace mucha falta, queremos hablar con él y darle mucho amor”, contó Fabiola.