Mundial Sudafrica 2010: Alemania pierde de la peor forma.
Alemania sigue pisando sobre las huellas de España . Repitió su fútbol de toque y mereció la victoria, pero acabó entregando el partido ante un adversario peor, apocado y con suerte. En el pinchazo colaboraron decisivamente Undiano Mallenco, que dejó a los germanos con diez durante casi una hora por un exceso de celo en su aplicación del reglamento y no pitó un penalti de Stankovic a Mario Gómez en el descuento, y Podolski, que erró una pena máxima y dos clarísimas ocasiones precocinadas por Ozil. La sensación de la primera jornada del Mundial está en un lío después de la segunda.
Un Mundial es terreno de minas. Y la firme Alemania pisó una inesperadamente, en un momento en que circulaba a la máxima velocidad. Dominaba con comodidad y paciencia a Serbia , esperando su ocasión, con el viento de cola de su primera victoria en el campeonato, y de pronto se topó con Undiano. Otra vez un árbitro español enredando.
El debut descontroló la adrenalina del colegiado navarro. El Mundial disparó un principio de autoridad que templa bien en la Liga y cambió el partido cuando, en el minuto 36, expulsó a Klose. El nueve alemán, que viene de una temporada aciaga (sólo tres goles en la Bundesliga), cometió dos faltas por detrás, sin violencia ni mala intención, y se vio en la calle. Hay que agarrarse muy firmemente al reglamento para convertir en roja la suma de esas dos acciones. Y Undiano se agarró con brazos y piernas.
Un minuto después, Serbia, que no había dado una voz en todo el partido, explotó el minuto de desmayo alemán. Un centro de Kresic lo mató con la suficiencia de un pivot Zigic y lo mandó a la red Jovanovic. "El problema de Zigic no es ganarle todos los saltos, sino estar atentos a los balones que deja a los demás", advirtió Friedrich en la víspera. Ni el ni Mertesacker se lo aplicaron.
Antes y después de ese tanto, Alemania se manejó con la soltura del estreno, aunque con menos eficacia por el tamaño superior del adversario. Movió la pelota de este a oeste, con paciencia, esperando el momento, sin dejarse sorprender por una Serbia sobre aviso, que había metido a un quinto centrocampista, Ninkovic, por temor a la acometida alemana. Con ese chasis siempre fue inferior, pero tuvo suerte.
Tras el descanso, enganchada a su orgullo y sus pulmones, Alemania cayó sobre Serbia, tan apagada con diez como con once. Ozil, su canciller, acertó dos veces con el último pase y en las dos ocasiones erró en la estocada Podolski. Su izquierda es una pieza de artillería que nunca sabe dónde anda el blanco. También él falló el penalti que Vidic regaló a Alemania, en un gesto de solidaridad mal entendida con Kuzmanovic. Podolski tardará en olvidar esos tres minutos en los que sucedió todo.
Löw retiró a los mejores de la camada, Ozil y Müller, devorados por la fatiga, y metió un artista, Marin, y un goleador, Cacau. Pero Serbia, con más espacios, sacó entonces buenas manos. Jovanovic y Zigic toparon con el palo y Kolarov pudo estrenarse en un remate casi sin ángulo. Corriendo cada vez más riesgos y ya sin aire, Alemania peleó hasta el final sin acierto ni suerte, porque en descuento Undiano convirtió un penalti de Stankovic a Mario Gómez en una falta de este. La nueva generación del fútbol alemán tendrá que jugar ahora con viento de cara ante Ghana.
Un Mundial es terreno de minas. Y la firme Alemania pisó una inesperadamente, en un momento en que circulaba a la máxima velocidad. Dominaba con comodidad y paciencia a Serbia , esperando su ocasión, con el viento de cola de su primera victoria en el campeonato, y de pronto se topó con Undiano. Otra vez un árbitro español enredando.
El debut descontroló la adrenalina del colegiado navarro. El Mundial disparó un principio de autoridad que templa bien en la Liga y cambió el partido cuando, en el minuto 36, expulsó a Klose. El nueve alemán, que viene de una temporada aciaga (sólo tres goles en la Bundesliga), cometió dos faltas por detrás, sin violencia ni mala intención, y se vio en la calle. Hay que agarrarse muy firmemente al reglamento para convertir en roja la suma de esas dos acciones. Y Undiano se agarró con brazos y piernas.
Un minuto después, Serbia, que no había dado una voz en todo el partido, explotó el minuto de desmayo alemán. Un centro de Kresic lo mató con la suficiencia de un pivot Zigic y lo mandó a la red Jovanovic. "El problema de Zigic no es ganarle todos los saltos, sino estar atentos a los balones que deja a los demás", advirtió Friedrich en la víspera. Ni el ni Mertesacker se lo aplicaron.
Antes y después de ese tanto, Alemania se manejó con la soltura del estreno, aunque con menos eficacia por el tamaño superior del adversario. Movió la pelota de este a oeste, con paciencia, esperando el momento, sin dejarse sorprender por una Serbia sobre aviso, que había metido a un quinto centrocampista, Ninkovic, por temor a la acometida alemana. Con ese chasis siempre fue inferior, pero tuvo suerte.
Tras el descanso, enganchada a su orgullo y sus pulmones, Alemania cayó sobre Serbia, tan apagada con diez como con once. Ozil, su canciller, acertó dos veces con el último pase y en las dos ocasiones erró en la estocada Podolski. Su izquierda es una pieza de artillería que nunca sabe dónde anda el blanco. También él falló el penalti que Vidic regaló a Alemania, en un gesto de solidaridad mal entendida con Kuzmanovic. Podolski tardará en olvidar esos tres minutos en los que sucedió todo.
Löw retiró a los mejores de la camada, Ozil y Müller, devorados por la fatiga, y metió un artista, Marin, y un goleador, Cacau. Pero Serbia, con más espacios, sacó entonces buenas manos. Jovanovic y Zigic toparon con el palo y Kolarov pudo estrenarse en un remate casi sin ángulo. Corriendo cada vez más riesgos y ya sin aire, Alemania peleó hasta el final sin acierto ni suerte, porque en descuento Undiano convirtió un penalti de Stankovic a Mario Gómez en una falta de este. La nueva generación del fútbol alemán tendrá que jugar ahora con viento de cara ante Ghana.
Mundial Sudafrica 2010: Alemania pierde de la peor forma.
Reviewed by wilynoel
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6/18/2010 12:32:00 p. m.
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