El Atleti se estrella contra su inoperancia
El Atlético de Madrid parece empeñado en complicarse la existencia en el inicio de temporada. A los malos resultados obtenidos en las dos primeras jornadas de Liga se une el inesperado pinchazo sufrido en la primera cita de Champions de la campaña. Los de Abel mostraron una pésima imagen durante la primera mitad del choque y pudieron irse al descanso por debajo en el marcador. Tan sólo Asenjo y la mala puntería del APOEL lo evitaron. La mejora mostrada tras la reanudación no fue suficiente para cosechar una victoria que se antojaba imprescindible para el conjunto del Manzanares. Chiotis, que firmó una actuación sobresaliente, y el palo dejaron al conjunto colchonero sin los tres puntos.
El debut en la Liga de Campeones ante el débil APOEL era la medicina perfecta para la convulsión que sufre el Atlético de Madrid debido al mal arranque liguero del equipo. Los colchoneros necesitaban ganar y convencer ante un equipo cuya máxima estrella es el ex cadista Mirosavljevic que, para más inri, ni siquiera fue convocado para el choque. Los del Manzanares querían y debían mantener ante la cenicienta del grupo su racha de once encuentros invictos en Champions, lo que llevó a Abel a salir con todo, a excepción de Maxi, cuyo puesto ocupó Jurado, que va creciendo partido tras partido. Todo lo contrario que ocurre con Reyes, que se quedó fuera de la lista de convocados. El partido sirvió también para despedir a Asenjo y Domínguez, a los que el Atleti pierde durante varias semanas a causa del Mundial Sub-20. Así, el once titular rojiblanco estuvo formado por Asenjo; Perea, Ujfalusi, Pablo, Domínguez; Assunçao, Cléber, Simao, Jurado; Forlán y Agüero.
El APOEL se olvidó de encerrarse atrás y sorprendió desde el inicio. Tanto fue así que obligó a Asenjo a enfundarse el traje de héroe en los primeros compases del partido ante una inmejorable ocasión de Zewlakow. Tras el susto, el Atlético impuso la lógica y se convirtió en el dominador de la posesión y del encuentro, mientras que su disciplinado rival esperaba armado para salir a la contra, cosa que hacía y bien. Hasta tres centros peligrosos sobrevolaron el área colchonera sin encontrar rematador en los primeros veinte minutos del primer acto, justo lo que tardó el conjunto madrileño en verle la cara al guardameta Chiotis. El APOEL parecía el equipo local, los nervios afloraban en el Vicente Calderón y Abel se desgañitaba en la banda. A la media hora de juego, Agüero pudo poner las cosas en su sitio con la que fue la mejor ocasión rojiblanca en la primera mitad, pero Chiotis acertó a despejar el disparo a bocajarro del argentino.
Se llegó al descanso con la hoja de ruta colchonera plagada de borrones. El equipo cometía errores de bulto en defensa, tenía dificultades en la creación de juego, no era capaz de sacar el balón jugado y las oportunidades de gol brillaban por su ausencia. Las mejores noticias para el Atlético en la primera mitad fueron el resultado y la leve mejoría mostrada en los cinco últimos minutos, que sirvió a Jurado para gozar de una ocasión clara de gol que, una vez más, desbarató Chiotis. Los de Abel se marcharon a los vestuarios con la obligación de reaccionar en la reanudación, más aún después de ver como Charalabides mandaba fuera el balón sin oposición alguna desde dentro del área pequeña de Asenjo.
Tras el intermedio nada cambio. Abel no creyó oportuno realizar cambio alguno y el APOEL seguía dando miedo cada vez que rebasaba la línea de tres cuartos. Ante el desolador panorama el técnico toledano introdujo a Maxi en lugar de un flojo Cléber, sustitución que cambió la dinámica del encuentro . El argentino pasó a ocupar la banda derecha, Assunçao se quedó como único pivote y Jurado pasó a la mediapunta. Poco tardó el jugador andaluz en probar con un disparo lejano que detuvo el guardameta chipriota. Acto seguido, Forlán corrió la misma suerte.
Con las dos ocasiones consecutivas el Atlético despertó y adelantó sus líneas con el objetivo de abrir la lata antes de que fuese demasiado tarde. El conjunto español comenzó a dar sensación de peligro en cada una de sus llegadas al área rival. Maxi, Agüero y Simao gozaron cada uno de ellos de una ocasión clara para inaugurar el marcador, pero con ellas lo único que se logró fue acobardar al APOEL, que se metió atrás y se olvidó de atacar. Fue entonces cuando Abel lo vio claro y retiró al defensa Perea para dar entrada a un hombre de ataque, Sinama. Al Atléti no le valía el empate y se lanzó decididamente a por la victoria, pero ya era demasiado tarde. Dos zapatazos de Forlán, que se encontraron con el palo y con Chiotis, pusieron punto y final a las esperanzas rojiblancas y llenó de dudas, más si cabe, el Calderón. El Atlético se complica la vida también en la Champions.
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