Inzaghi rescata al Milan
EFE
Filippo Inzaghi a sus 36 años volvió a ser providencial y rescató al Milan en el Velódromo de Marsella donde, bajo una intensa lluvia, los italianos habían naufragado ante un Olympique que mereció mejor suerte que una derrota en su vuelta a la Liga de Campeones.
El eterno delantero, que suma 44 tantos en la Liga de Campeones, remató dos extraordinarios servicios de Clarence Seedorf para llevarse una victoria que el Marsella reclamó con un tanto del defensa argentino Gabriel Heinze.
Gracias al olfato del atacante transalpino, los de Leonardo debutan con victoria en la máxima competición continental, pese a que la lluvia y su juego les hicieron temer cualquier otro resultado.
El Milán comenzó fuerte y dominó la primera mitad. Los franceses contaban con el encuentro para reverdecer viejas glorias, puesto que medirse al Milan devolvió a su memoria la final de la Copa de Europa de 1993, la única que figura en las vitrinas de un club galo, el Marsella, que se la arrebató a los "rossoneros" en Múnich con un tanto de Basile Boli y con Didier Deschamps, hoy técnico marsellés, como capitán de aquel equipo.
Pero desde entonces ha corrido mucho agua bajo los puentes y mientras el Milan ha seguido entre los mejores de Europa, los marselleses hace años que no llaman a la puerta de los elegidos.
Y esa diferencia de estatus se notó en el inicio del encuentro. Con poco, los italianos dominaron el juego y les bastó un chispazo para irse al descanso delante en el marcador.
El tanto nació de las botas de Pato, pero fue confeccionado con maestría con Seedorf, que se sacó un pase magistral para que Inzaghi, a el límite del fuera de juego, rematara a las mallas.
Tras visitar los vestuarios el panorama cambió. Los de Deschamps salieron con más mordiente y determinación y el encuentro cambió de signo. Avisó el argentino Lucho González con un disparo desde el borde del área pero fue su compatriota Heinze el que logró el empate de un imponente cabezazo al saque de una falta botada por Cheyrou.
El empate hizo creer al Velódromo en sus opciones y los franceses mantuvieron el control del juego.
Pero al Milan le bastó con otro destello de Seedorf, un pase genial con el exterior del pie, para que Inzaghi demostrara de nuevo su carácter matador.
Y le bastó al equipo de Leonardo con controlar el juego. Ni la entrada de Fernando Morientes en el Olympique pudo cambiar el signo del encuentro. Con más corazón que cabeza lo intentó el equipo francés, pero les faltó el acierto que da la experiencia.
La que le sobra a Inzaghi, que tuvo tiempo de recolectar aplausos cuando dejó su puesto al ex madridista Huntelaar.
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