Rusia logra su objetivo con retirada del escudo antimisiles de sus fronteras
Por Efe - Agencia
El presidente ruso, Dmitry Medvedev, durante la declaración que realizó en su residencia de Gorki, a las afueras de Mosú, Rusia, hoy jueves 17 de septiembre. - Efe Agencia
MOSCÚ |
Rusia ha conseguido un importante objetivo con la retirada del escudo antimisiles norteamericano de las proximidades de sus fronteras, que se había convertido en el principal punto de discordia con Estados Unidos desde 2006.
Los planes estadounidenses los consideraba Moscú una "amenaza directa para su seguridad", hasta el punto que condujeron a las relaciones bilaterales a su peor momento desde el fin de la Guerra Fría.
El Kremlin nunca aceptó las explicaciones de la Casa Blanca de que el escudo no estaba dirigido contra Rusia, sino contra las amenazas provenientes de Irán y, en menor medida, Corea del Norte.
Moscú mantenía que una estación de radar en territorio de la República Checa permitiría al Pentágono controlar las bases de misiles estratégicos emplazadas en la parte europea de Rusia y los submarinos nucleares de la Flota del Norte.
En cuanto a los misiles interceptores en Polonia, sostenía que podrían abatir cohetes rusos durante su lanzamiento, lo que ponía en duda la paridad estratégica entre ambas potencias nucleares.
"Ahora ya no se trata de enterrar un radar bajo hormigón armado y colocarlo cerca de las fronteras rusas", aseguró hoy Dmitri Rogozin, embajador ruso ante la OTAN.
Rogozin añadió: "No le hemos retorcido el brazo a nadie. Esta es una pragmática y normal decisión de Washington, que comprendió que en el plano político el sistema en la República Checa y Polonia conllevaría un aumento de la tensión con Moscú".
La realidad es que Rusia recurrió a toda clase de medidas para persuadir a EEUU: renegó de un acuerdo de desarme y amenazó con desplegar misiles tácticos en el enclave báltico de Kaliningrado, limítrofe con Polonia y Lituania, los dos miembros de la OTAN.
"¿Acaso hay quien piensa que Rusia se quedará de brazos cruzados mientras EEUU aumenta consecuentemente su potencial estratégico en las fronteras rusas, y esperará a que se forme un potencial antimisiles anti-ruso crítico para nuestra seguridad?", aseguró en 2008 Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso.
En su primer discurso sobre el estado de la nación, a finales de 2008, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, se sacó de la manga los planes de desplegar misiles tácticos Iskander en Kaliningrado en respuesta al escudo estadounidense.
El aviso del nuevo inquilino del Kremlin coincidió con la elección del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama el 5 de noviembre de 2008).
Poco después de la toma de posesión de Obama, Moscú congeló del despliegue de los Iskander (SS-26 Stone, según la clasificación de la OTAN) a la espera de acontecimientos.
Después, en 2009 Medvédev vinculó directamente la suspensión del despliegue del escudo cerca de sus fronteras con el éxito de las negociaciones para la firma de un nuevo acuerdo de desarme nuclear.
Meses antes, su antecesor en el cargo, el actual primer ministro Vladímir Putin, pasó de las advertencias a las amenazas anunciando la posibilidad de que Rusia apuntara sus misiles contra Europa.
Putin fue aún más lejos en julio de 2007 al renegar del tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), uno de los más importantes acuerdos de desarme de la Guerra Fría.
El FACE limita la presencia de fuerzas armadas y armamento convencional -tanques, blindados, artillería pesada y aviación de combate- en el continente, incluida la Rusia europea.
Además, amenazó con abandonar también el primer tratado de reducción de armas nucleares: el de eliminación de misiles nucleares de mediano y corto alcance suscrito en 1987 por Gorbachov y Reagan.
Pero esto ahora parece cosa del pasado, ya que tanto Obama como el jefe del Pentágono, Robert Gates, se mostraron hoy dispuestos a cooperar con Rusia a la hora de diseñar el nuevo sistema antimisiles en el continente.
Gates incluso aludió a la posibilidad de emplazar elementos del nuevo sistema en el Cáucaso, lo que retrotrae a la idea planteada por Putin al ex presidente de EEUU George W. Bush en 2007.
Putin propuso utilizar conjuntamente la estación de radar azerbaiyana de Gabalá, que está muy cerca de la frontera iraní y que cubre el norte de África, Turquía, Irak, Irán, Arabia Saudí, India, Pakistán y el océano Indico hasta Australia, y en 1991 permitió al Kremlin observar en tiempo real la Guerra del Golfo contra Irak.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, marcó hoy a Washington el camino a seguir: "Conjuntamente analizar las amenazas, elaborar las medidas y ponerlas en práctica".
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