Zelaya y Micheletti, cara a cara bajo mediación de Costa Rica
El Presidente de Costa Rica es Premio Nobel de la Paz 1987 por su actuación en la crisis de El Salvador.
Tegucigalpa / EFE
El depuesto presidente de Honduras Manuel Zelaya y el nuevo gobernante, Roberto Micheletti, aceptaron ayer la mediación del mandatario de Costa Rica, Óscar Arias, en la crisis política causada por el derrocamiento del primero, pero ambos siguen sin ceder en sus posturas.
Zelaya exige “la restitución” de su Gobierno, del que fue despojado por los militares el 28 de junio pasado. Micheletti, entretanto, sostiene que su elección por el Parlamento fue constitucional e insiste en el “no retorno” del jefe de Estado depuesto.
Arias anunció ayer, horas después de que fuera designado mediador, que las conversaciones comenzarán el jueves en San José, con la presencia de Micheletti y Zelaya.
El titular del régimen de facto hondureño dijo a la prensa que confía en que con la conciliación de Arias se pueda “resolver de una vez por todas este problema”.
La intervención de Arias, premio Nobel de la Paz 1987, fue anunciada ayer en Washington por la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton.
Sostuvo que el Mandatario de Costa Rica es “la persona natural” para asumir ese papel, dada su experiencia como intermediario en el conflicto en El Salvador en los años 80, que le valió el Nobel.
Dijo estar animada de que Zelaya haya aceptado el proceso de negociación en Costa Rica, que es “un camino mejor, en este momento, que intentar volver (a Honduras), contra la oposición implacable de un régimen de facto”.
El gobernante costarricense indicó en San José que su objetivo es sentar a ambas partes a la mesa “para normalizar la situación”, aunque sin atreverse a “especular” sobre los detalles del proceso.
Micheletti indicó que habrá “un diálogo permanente sobre todos los temas” relacionados con la crisis política.
Sin embargo, insistió en su posición de que su designación por el Parlamento fue constitucional, y también respecto del “no retorno del presidente Zelaya”.
Reiteró que no hubo un golpe de Estado contra Zelaya, sino una “sucesión constitucional”, y subrayó que “esto ya se hizo” y que el depuesto Mandatario cometió violaciones a la Constitución y las leyes.
Zelaya declaró desde Washington, donde se reunió con Clinton, que el proceso de intermediación que encabezará Arias “es una decisión acertada”. “Creo que de esta forma en las próximas horas se va a encontrar ya la forma de restitución de mi Gobierno, de mi Presidencia, que es lo que han pedido las naciones del mundo”, agregó el hondureño en declaraciones a radio Globo de Tegucigalpa.
Destacó que su vuelta al poder “no es negociable”, como tampoco que el Gobierno de Micheletti se vaya a quedar, y afirmó que en la mesa de diálogo se buscarán “salidas honrosas” para todos.
“No voy a estar un solo día, un solo minuto, un solo segundo más del tiempo que me mandó el pueblo, pero tampoco ni un solo día, ni un solo minuto, ni un solo segundo menos”, dijo Zelaya, quien fue elegido en 2005 y cuyo mandato concluye el 27 de enero de 2010.
Los militares derrocaron a Zelaya el 28 de enero, poco antes de que comenzara una consulta popular —que había sido declarada ilegal— sobre la celebración de un referendo en las elecciones de noviembre que permitiera convocar a una Asamblea Constituyente, con la intención, según sus opositores, de quedarse en el poder.
El Parlamento designó ese mismo día a Micheletti, hasta entonces jefe del Legislativo, para terminar el mandato de Zelaya, pero su Gobierno no es reconocido por la comunidad internacional y el país fue suspendido el domingo por la Organización de Estados Americanos (OEA) por no reinstalar al depuesto Presidente.
Zelaya hizo el domingo un intento por aterrizar en el aeropuerto de Tegucigalpa, pero los militares se lo impidieron al colocar obstáculos en la pista, mientras miles de sus seguidores se reunían en los alrededores para darle la bienvenida. Los militares reprimieron a los manifestantes y al menos dos personas murieron y una decena resultó heridaa.
Mientras se perfila el diálogo, toma fuerza el posible adelanto de las elecciones del 29 de noviembre, decisión que Micheletti reiteró ayer que está dispuesto a aceptar, aunque todavía no hay consenso entre los partidos políticos.
El derrocado Mandatario también admitió ayer en Washington como una posible solución del conflicto la celebración anticipada de los comicios, siempre y cuando las convoque el Gobierno que él representa.
Dos responsables, en legación hondureña en EEUU
La pequeña Embajada de Honduras en Washington, Estados Unidos, vive estos días una insólita situación, pues tiene al frente a dos responsables, uno “zelayista” y otro “michelettista”, quienes, si bien trabajan juntos, están muy divididos.
La legación hondureña tiene poca actividad y trasiego de personal pese a la intensa crisis que vive el país, a los diez días del golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya y lo expulsó de su país. La polarización en esa nación tuvo su efecto inmediato en la Embajada.
Uno de los protagonistas es Roberto Flores, el embajador que había nombrado Manuel Zelaya, pero que, tras su derrocamiento, se alineó con el nuevo Gobierno de Roberto Micheletti.
Él fue llamado a consultas a Tegucigalpa la semana pasada, donde se puso a disposición del nuevo canciller, Enrique Ortez. Sin embargo, tras esa situación, fue destituido desde Panamá.
Durante la ausencia de Flores, la hija de Micheletti, Bianca Lillian Micheletti Fiallos, de 23 años, quien está a cargo de la sección consular en Washington, debía encargarse de la Embajada, según fuentes diplomáticas consultadas.
Empero, había un problema, Rodolfo Pastor, hace poco ministro de Asuntos Políticos, recibió el respaldo del depuesto Presidente y de su canciller, Patricia Rodas, para asumir como encargado de Negocios interino de la legación, lo que le convierte en el máximo responsable cuando no hay embajador.
Pastor se opuso a la petición procedente del nuevo Gobierno de Honduras de poner a la hija de Micheletti como encargada de Negocios. Bianca también fue destituida, según las fuentes.
Flores volvió el lunes y convocó al personal de la Embajada para informarle su decisión de apoyo al nuevo Gobierno.
Las dos posturas, tan diferentes, quedaron aclaradas abiertamente. No había equívoco: hay “dos” encargados de la legación.
Activistas denuncian 5 muertes
Activistas humanitarios guatemaltecos que regresaron de una visita a Honduras denunciaron ayer, en Guatemala, que “al menos cinco personas han sido ejecutadas extrajudicialmente” tras el golpe de Estado del 28 de junio.
Esas personas, que integraron una misión humanitaria encabezada por la Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú, denunciaron que “la militarización del país (Honduras) y el uso indiscriminado de la fuerza sin control han derivado en la violación de derechos humanos tan elementales como el derecho a la vida”.
“Hemos podido constatar al menos cinco ejecuciones extrajudiciales derivadas directamente de esta situación (aseguraron en una conferencia de prensa), así como violaciones a los derechos a la movilización, expresión, manifestación y reunión”.
Claudia Samayoa, directora de la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos en Guatemala, dijo que entre las víctimas hay dos jóvenes asesinados el domingo por el Ejército en las afueras del aeropuerto internacional de Tegucigalpa.
También mencionó el asesinato del periodista Gabriel Fino Noriega, corresponsal de Radio América, y la muerte de dos simpatizantes del derrocado presidente Manuel Zelaya.
El cadáver de uno de estos últimos fue hallado descuartizado, dentro de un tonel. La otra persona al parecer fue atropellada por un vehículo militar cuando se dirigía a una manifestación de rechazo al golpe de Estado, aunque este último caso fue negado por las autoridades hospitalarias de Tegucigalpa, capital de Honduras, que dijeron que el hombre fue dado de alta. Sobre la muerte de Fino Noriega, fuentes de Radio América dijeron en su momento que el ataque contra el periodista “está desligado” y no tuvo “nada que ver” con la crisis política.
Además, los activistas contaron “180 detenciones vinculadas con el toque de queda”, y que hay 18 personas procesadas por acusaciones como “asociación ilícita y sedición”.
Captura no será cumplida
Interpol denegó ayer la solicitud hecha por el nuevo Gobierno de Honduras para publicar una “notificación roja” sobre el depuesto presidente Manuel Zelaya, lo que supondría lanzar una petición de “detención preventiva con vistas a su extradición”.
Dicha solicitud, según esa entidad, atenta contra el artículo 3 de Interpol, en virtud del cual queda “rigurosamente prohibida a la organización toda actividad o intervención en cuestiones o asuntos de carácter político, militar, religioso o racial”.
“Los delitos de ‘abuso de autoridad, usurpación de funciones, ofensas contra el Gobierno y traición’ que se imputan al presidente Zelaya son de carácter político y no presentan ningún elemento de derecho común”, agrega la institución con sede en Lyon, al sureste de Francia.
Resalta que, según los medios, “las autoridades hondureñas impidieron que un avión en el que viajaba el presidente Zelaya aterrizara en el aeropuerto de Tegucigalpa, donde hubieran podido aplicar una orden de detención nacional”. Añade que “si dicha información es exacta y las autoridades nacionales se abstuvieron deliberadamente de practicar la detención en su propio territorio, eso también vendría a demostrar la existencia de motivos distintos a la defensa de la cooperación policial internacional”.
Detalles
El domingo 28 de junio, el presidente Manuel Zelya fue arrestado y echado de Honduras.
Los militares encabezaron esa acción, lo que fue considerado un golpe de Estado.
A los 11 días de ese hecho, Zelaya y su reemplazante se verán frente a frente.
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