Prefectura cruceña y mojeños se unen para preservar El Choré

Campesinos de la central de comunidades indígenas del pueblo mojeño.

Santa Cruz,.- Para lograr que los recursos forestales de El Choré sean manejados de manera sostenible, evitando la deforestación y la degradación y garantizar la seguridad alimentaria del país, la Prefectura cruceña entregó a la Central de Comunidades Indígenas del Pueblo Mojeño (CCIPM), material logístico consistente en cinco lanchas tipo deslizador, once radios de comunicación, doce radios manuales, cuatro GPS y ocho paneles solares por un monto de 526 mil bolivianos y anunció la construcción del Centro Mojeño de Protección y Conservación de la Biodiversidad Santa Cruz del Ichilo que demandará una inversión de 999 mil bolivianos.

Los recursos para las obras provienen de la política descentralizadora de la administración departamental, que destina 50% a las provincias productoras, 40% a las no productoras y el 10% a los cinco pueblos indígenas de Santa Cruz.

El secretario de Desarrollo Productivo de la Prefectura, Rubén Ardaya, indicó que el centro se licitará en las próximas semanas para brindar fuentes de trabajo a los originarios. “Acá en El Choré tendremos un teatro para 70 personas, sala de exposición y oficinas, albergue con 26 camas para turistas, centro artesanal, venta de comidas típicas y un museo biblioteca para recuperar la cultura mojeña”, enfatizó.

El asambleísta por el pueblo mojeño, David Pérez, conminó a las autoridades de Cochabamba y Beni a trabajar en la protección ambiental de manera conjunta. “Los mojeños y la Prefectura cruceña estamos invirtiendo nuestro dinero de regalías para este cometido. Es una tarea de todos, porque el país se beneficia de estos servicios ambientales”, acotó.

El Choré, reserva ubicada a 160 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra, entre las provincias Sara e Ichilo, ha sufrido un permanente avasallamiento de parte de algunas comunidades que desmontan la zona para instalar asentamientos y cultivos agrícolas.

Pérez indicó que El Choré es un banco de diversidad biológica, que funciona como el primer eslabón del ciclo de agua y depósito de enormes recursos forestales, actuando como una muralla verde de protección ambiental. “De las 900 mil hectáreas de la reserva, actualmente 200 mil han sido afectadas por chaqueos y desmontes ilegales de los colonos. Si no paramos la deforestación, en un lapso de diez años podría desaparecer. Por eso se requieren acciones inmediatas para detener esta amenaza”, enfatizó.